viernes, 15 de julio de 2011

AIGÜETA DE ERISTE, TRAMO III


El pasado día seis, Didier y yo escogimos bajar los tramos tercero y cuarto del Eriste. Durante las últimas semanas me había acercado un par de veces al puente de Tramarrius a comprobar su caudal, y se veía alto y superior al de otros años por estas mismas fechas. Era cuestión de aprovechar la oportunidad, algo que no pudo ser hasta el miércoles pasado.

La Aigüeta de Eriste es un descenso técnico y caudaloso, uno de los grandes descensos del pirineo aragonés. En lo deportivo, se divide en cuatro tramos, de intensidad y dificultad creciente, que pueden combinarse o descenderse por separado. El tramo III (v4a6IV) es menos sostenido y técnico que el más famoso tramo final, y los fuertes movimientos que plantea su caudal en algunos puntos se esquivan rapelando casi siempre por fuera del agua. Sin embargo, no por ello es un descenso menos respetable. Aquí, una pequeña muestra:



Después de dejar el coche en el puente de Tramarrius (ver situación y acceso) y subir durante veinte minutos por la pista principal, entramos al cauce por un puente de madera, al que se llega siguiendo un sendero indicado con el cartel "Antigua fundición". Tras unos minutos de progresión por cauce abierto, encontramos primero una poza con un fuerte rebufo y remolino -vieja conocida de los que hayan hecho el curso de aguas vivas con Rapelando.com- y luego el primer rápel, de diez metros.












A continuación recorremos un pasillo de unos cien metros, para encontrar el tramo más característico del descenso. El cauce se estrecha y canaliza fuertemente un gran volumen de agua que ruge a través de dos cascadas. Para superarlas encontraremos dos pasamanos, de veinte y diez metros de longitud. Deberían ser recuperables, pero a fecha de hoy se encuentran instalados con cinta tubular y cuerda. Como leí en alguna parte, "cualquier instalación para pasamanos recuperable se convierte tarde o temprano en un pasamanos fijo".





























Unos resaltes más tarde, llegaremos a una presa. Desde su barandilla rapelaremos unos quince metros, y algo más adelante, encontraremos otro bonito rápel de la misma longitud.




















Después de recoger las cuerdas, recorreremos un tramo abierto antes de llegar al siguiente rápel, de veinte metros. En su cabecera alguien aparcó un viejo Seat 127 de color amarillo, que hoy no está en demasiado buen estado. Creo que ya no arranca... El rápel atraviesa la cortina de agua y resulta muy vistoso.















Tras esto quedan un par de rápeles más, por fuera del agua, y un par de saltos posibles, antes de la zona de cauce abierto que da paso al cuarto tramo del Eriste.




















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