domingo, 19 de septiembre de 2010

SHARRUMBAUT D'ANAYE


Después de un día de turismo provocado al 40 % por el tiempo inestable y al 60 % por nuestra perrería -no nos vamos a engañar-, cambiamos de valle y nos desplazamos de Laruns a Lescun, del valle de Ossau al valle de Aspe. El objetivo era combinar dos descensos, uno desconocido (el Sharrumbaut d'Anaye, capricho de Oscar) y otro más frecuentado (el Lescun, capricho mío). He de reconocer que el primero resultó para mí una agradable sorpresa. Esperaba un barranco vertical y sin demasiada personalidad, y me encontré un descenso alpino, en un escenario soberbio, sin zonas muertas y con una cascada (la de 48 metros) preciosa.















La población de referencia esta vez es Lescun, al que podemos llegar por la carretera N134 después de cruzar la frontera hispanofrancesa por el puerto de Somport, al norte de la oscense Canfranc. Desde allí, debemos seguir carretera arriba, siguiendo las indicaciones a Sanchèse. A los dos kilómetros, la vía pasa a ser pista de tierra, y nosotros continuaremos hasta el final de la misma, para llegar a unos prados y aparcar el coche viendo las cascadas finales del descenso ante nosotros. Por su izquierda orográfica seguiremos un sendero que, zigzagueando, asciende rápidamente y se introduce en el bosque. Encontraremos un desvío a la izquierda: es un sendero que lleva algo más abajo de la cascada de 48 metros y que sirve de escape. Más arriba, dentro del bosque, estaremos atentos, y con la parte superior del descenso a la vista, veremos unos hitos que nos llevan al inicio.



















El descenso se inicia con un par de rápeles, de unos 5 y 20 metros, que ya dejan claro el carácter del descenso: verde, vertical, y poco encajado.



















Ambos dan paso a la cascada de 48 metros, el punto más característico del barranco y también el más bello.


















Tras ella, se suceden varios rápeles de diferentes alturas, más abiertos y menos pulidos, y con ducha asegurada.













































Finalmente, el barranco forma un estrecho goulotte que canaliza fuertemente su caudal. Gracias a un pasamanos, podemos rapelar por fuera y, con un poco de habilidad, sortear el caño y dar por finalizado el descenso. Sin duda es una buena opción para combinar con el Lescun y realizar dos descensos muy diferentes, pero interesantes, en un mismo día.

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