martes, 7 de septiembre de 2010

CLUE D'AIGLUN

Decididos a centrarnos en los imprescindibles de la zona, después de Riolan y Amen le tocaba el turno a la Clue d'Aiglun. Es un descenso de características similares al primero, acuático y muy bien formado, aunque de menor longitud y desnivel, y lo mismo que aquél, no puede dejar de visitarse si se viaja a la zona. Además, nosotros tuvimos la suerte de encontrarlo con un caudal entre normal y alto, que animaba algunos de los pasos.

El descenso se sitúa cercano al Riolan, con el que puede combinarse. Para llegar a él, saliendo de Niza, hay que tomar la carretera D6202 hacia el norte, y tras pasar Saint Martin du Var desviarse a
la izquierda por la carretera D17 en dirección a Roquesteron. Superada esta población, en una curva a la derecha nos desviaremos a la izquierda en dirección a Aiglun (ctra. D10), en cuya salida dejaremos estacionado el primer coche. Con el segundo volveremos atrás, a la carretera D17, y continuaremos hacia la izquierda. Pasaremos Sigale, y nos desviaremos hacia Salagriffon. En el aparcamiento que encontraremos a la entrada de esta última población, dejaremos el segundo coche y continuaremos a pie. Ante las primeras casas del pueblo, tomaremos la pista que sale hacia la derecha, y posteriormente seguiremos un sendero balizado que nos llevará en media hora al inicio del descenso.
















Igual que en el Riolan, iniciamos el descenso adentrándonos en una garganta estrecha. El barranco
se encaja, forma pasillos subexcavados bastante estrechos y encontramos las primeras aguas espumosas desde que llegamos a la zona. Aseguramos algún paso con cuerda, aunque luego comprobamos que no daba problemas.














































Lo pulido de las paredes da una idea de la cantidad de agua que puede llegar a circular por aquí.
Las cascadas equipadas son cortas, pero también estrechas, por lo que disponen de pasamanos para evitar los puntos conflictivos. Entre ellas, disfrutaremos de bonitos pasillos inundados, y de algunos saltos.



















































Gracias al caudal que encontramos, el descenso tuvo sus puntos de emoción. Y también algunos pasos divertidos, como un pasillo casi sifonado bajo unos bloques.
























En un par de horas (tres según reseña), el barranco se abre y vemos el puente de la carretera. Todavía podemos hacer un último salto a una badina. Aquí nos entretuvimos un rato, jugando con la contracorriente que se forma en una pequeña cascada y su marmita, justo por encima de esta badina.
















Después de todo esto, tomaremos un sendero balizado a nuestra izquierda. Tras un collado, el sendero se bifurca: ambos ramales conducen a Aiglun y nuestro coche, pero el de la derecha lo hace bajándonos a la carretera. El retorno lleva unos quince minutos.



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